Tu programa de metas
Si alguien planea sus siguientes vacaciones
con más detalle que los siguientes cinco años de su vida, entonces tiene un
problema. Y serio.
Algo tan importante como decidir a qué
entregarán su tiempo y energía es algo que muchos ni siquiera se plantean.
Conocen bien sus deseos pero no se aplican el “método de los deseos cumplidos”:
transformar los deseos en metas, las metas en tareas y las tareas en una
diversión.
He leído en algún lugar que las personas no
planean fracasar; y sin embargo, fracasan porque no planean. En realidad, lo
que está ocurriendo es: la mayoría de personas no tienen un programa de metas
definidas. Todo el mundo desea una vida más satisfactoria pero pocos trazan el
plan que les conducirá a ella.
¿Cómo darle al blanco si no hay un blanco al
cual apuntar? Un arquero que dispara con los ojos vendados a un blanco tiene
mayor probabilidad de hacer diana, aunque solo sea por azar, que el arquero que
carece de blanco en absoluto. ¿Cuál es tu diana?
Las buenas intenciones se diluyen pronto; y
los esfuerzos puntuales se conocen popularmente como “intentonas”. Por esa
razón, en todos los campos de la vida, hay muchos intentándolo y pocos
consiguiéndolo.
Pero es sabido que disparar al aire con la
esperanza de cobrar una pieza ofrece muy pobres resultados.
¿Cómo fijar el programa de metas?
El error del principiante es preguntarse qué
puede hacer dadas sus circunstancias. El experto primero se pregunta qué quiere
y después crea las circunstancias propicias para conseguirlo. Define su
programa de metas y después crea situaciones que concuerden con su propósito.
Al principio celebra cada esfuerzo. Una vez
alcanzadas las primeras metas, te sugiero celebrar tus pequeños logros. No
tienes por qué esperar al resultado final, cualquier señal de éxito puede ser
tu motivo semanal de celebración. Son el indicador de que las cosas avanzan.
Incluso puedes establecer un sistema de
premios por meta conseguida aunque el objetivo final no se haya alcanzado aún.
Por ejemplo, regalarte un día libre, un masaje, o simplemente llevar un diario
de éxitos.
Consigue que
tu entorno te apoye
Si ya has comprendido la importancia de un
programa de metas, ahora quisiera que valoraras la opción de reforzarlo con un
entorno favorable para redistribuir el esfuerzo.
Solos raramente conseguimos algo de valor.
Pero si cuentas con el apoyo de tu entorno, podrás delegar en el parte del
proceso. Eso minimizará la necesidad de fuerza de voluntad y disciplina.
Piensa, ¿Hasta qué punto contribuye tu
entorno a tu éxito? Y ¿Cómo sería tu entorno ideal? Diseña tus apoyos.
Ejemplos de entorno: complicidad de la
familia, socios sinérgicos, información y formación relevante, acceso a redes,
medios de comunicación, buena forma física, apalancamiento financiero.,
atmosfera amable de trabajo, sistemas informáticos y de proceso de datos
eficaces, rede de contactos, consejeros… en fin, todo lo que te ayude a
conseguir más resultados con menos esfuerzo.
Otra cosa que puedes hacer es organizar un
grupo de Mastermind (mente maestra).
¿En qué consiste? Es un grupo de personas que comparten sus sueños en un
entorno de mutua motivación. Establecen reuniones regulares para intercambiar
recursos, escucha activa, consejo y apoyo. ¡Es como un congreso de soñadores!
Diseña tu “sistema de apoyo mutuo”.
Nuestro admirado personaje, Vincent van Gogh,
trató de establecer un grupo de pintores. El creía firmemente en la
colaboración con otros artistas, en lo mucho que podían enseñarse unos a otros.
Invitó a trabajar en su estudio ni más ni menos que a Paul Gauguin. Le ofreció
“un refugio para amigos” donde intercambiar ideas y compartir suerte. Los
escasos dos meses durante los que convivieron fueron muy fructíferos para
ambos, finalmente Gauguin marchó al Pacifico a encontrarse con su destino.
Hay estudios documentados que confirman que
el noventa por ciento de lo que consigues, y de lo que no, tiene que ver con
las personas con las que te relacionas regularmente. Eso incluye pareja,
familiares, socios, colaboradores, amigos y conocidos. ¿Cuál es la razón? El
“efecto mimetismo” hace que se igualen, o copien, conductas, creencias, hábitos
y hasta modos de vestir o de hablar. Puesto que esa influencia va a ocurrir,
¿Por qué no elegir un entorno altamente inspirador a nivel personal y
profesional?
Todos hemos conocido cientos de personas en
nuestras vidas, con algunas de ellas incluso hemos convivido durante años; y
sin embargo, no nos acordamos de muchos porque su contribución a nuestra vida
no es destacable.
Pero:
Podríamos escribir una pequeña lista con los
nombres de las personas con las que hemos coincidido brevemente y que nos han
impactado para siempre...
Argumento cuántico: las personas de elevado
orden y coherencia crean una influencia positiva que aumenta ese orden y
coherencia en otros.
Sus conciencias se elevan a un nivel más alto
del que lograrían por sí solas (sinergia evolutiva). En otras palabras, una
“conciencia elevada” eleva aquéllas con las que entra en contacto.
El Plan de
Manifestación
Cuando era pequeño me encantaban las
películas de aventuras. Ahora me gusta vivir la aventura. Ante la pantalla me
excitaba con facilidad. Sin embargo, al oír tres palabras mágicas en boca del
héroe del filme, me relajaba. Y estas palabras eran: “Tengo un plan”.
Estoy seguro de que eres consciente de que un
plan es el puente hacía tus sueños. No construyas sueños, mejor construye los
puentes (los planes) que conducen a ellos. Suelo afirmar que tener un plan (por
regular que sea) es mucho mejor que no tener ninguno. Y tener dos planes es
mejor que mejor. El segundo plan, el plan B, es el “plan de contingencia” una
alternativa por si las cosas no salen según lo esperado.
Cuando establezco mis planes me gusta pensar:
Un plan como este no puede fracasar.
Me agrada hacer planes y me agrada aún más
cumplirlos. No hay nada más didáctico que un plan (planificar enseña).
Pero ¿Cuantos de nosotros tenemos un plan?
Hay personas que viven según sus planes; y el resto, según los planes de otras
personas.
Lo que sigue es el corazón de este libro y,
en síntesis, el secreto para hacer realidad un deseo. En resumen, este es “el
método de los deseos cumplidos”.
Define tu
sueño y escríbelo de modo específico, conviértelo en metas intermedias
asumibles. A continuación desglosa cada una de ellas en tareas concretas,
cuanto más simple mejor, y por último, pásalas a tu agenda y asígnales fechas
realistas. Actúa.
Ha llegado el momento de plasmar por escrito
tu Plan de Manifestación, de traducir tu deseo en acción. Hasta que pongas tus
metas por escrito, solo posees intenciones que son semillas sin tierra. He
comprobado que la primera razón por la cual la gente no consigue lo que quiere
es porque no tiene ningún plan —ni bueno ni malo—. Y la segunda: no lo
escriben.
Pongamos manos a la obra.
En la primera columna del esquema sintetiza
tu misión. Un objetivo específico. Sea lo que fuere lo que deseas lograr,
conviértelo en el foco creativo de tu vida. El único requisito es que tu deseo
ha de respetar tus valores; es decir, lo que es importante para ti en este
momento. Y que este en tus manos conseguirlo...
En la segunda columna debes ser más
específico e identificar submetas: los pasos prioritarios para conseguirlo. Si
fuiste concreto al declarar tu misión personal, te será sencillo concretar tus
metas. Pero aún puedes desglosar estas metas prioritarias en tareas más
específicas y concretas...
En la tercera columna, sé lo más concreto que
puedas traduciendo los pasos intermedios en pequeñas acciones manejables.
Tareas tan sencillas que pueden parecer triviales pero indispensables en el
cómputo global. Cuanto más desciendas en el nivel de detalle, más sencillo te
resultará pasar a la acción.
Cuando hayas terminado de anotarlas, traspasa
a tu agenda estas tareas, ponles fecha y plazos razonables.
Aprende a amar cada tarea por su
significación en el resultado, especialmente las más incomodas. Es lo que se
dice: “Hacer lo que hace falta, durante el tiempo que haga falta”.
Ya tienes un plan de acción creativo (el mapa
de carretera hacía tu felicidad).
Es más de lo que muchos poseen.
El exitoso autor Jack Canfield nos sugiere
“La regla del 5”: realiza cinco tareas al día en la dirección de tu sueño. No
importa lo grueso que sea el árbol, si cada día le das cinco hachazos tarde o
temprano lo abatirás. Recuerda, bastan cinco tareas al día, treinta y cinco a
la semana, ciento cincuenta al mes... Y lograrás tu propósito.
Actúa fuera de tu jornada laboral, por la
noche, incluso los fines de semana. Sé perfectamente lo que significa doble
esfuerzo y también conozco la recompensa. Invertí el tiempo que tenía, y el que
no tenía: noches, fines de semana, vacaciones. Así empiezan la mayoría de
proyectos de éxito, exprimiendo la jornada.
· ¿Cuál es tu
proyecto?
· Tu proyecto:
gran sueño.
· Tu plan:
gran proceso.
· Tu servicio:
gran experiencia.
· Tu producto:
gran satisfacción.
Ahora cumplimenta tu Plan de
Manifestación:
MI OBJETIVO METAS PRIORITARIAS ACCIONES/TAREAS
¿Por dónde empezar? Quizá por el punto en
donde halles menos dificultad, el punto de menor resistencia. Eso te dará
impulso y confianza para abordar tareas más arduas después. O quizá por la más
ingrata y desde allí, coser y cantar. En ambos casos, una vez que estás en
movimiento, la motivación por haber empezado te impulsará y te será más
sencillo pasar a nuevas tareas. La motivación viene después de la acción; de
modo que no esperes a estar motivado para empezar, podría ocurrir que no
empezaras nunca.
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