4. La decisión
Es saber que el escoger y decidir las
diferentes opciones que tengo en la vida son mi privilegio.
No debo perder mi tiempo de vida dudando;
debo ser valiente y arriesgarme decidiendo, para poder adentrarme en el
misterioso porvenir.
Sin decisión soy como un barco a la
deriva que navega sin timón, a merced de los caprichos del mar.
La capacidad de decidir es aplicar la
razón, cualidad que nos diferencia de los animales.
Tomar decisiones es ser responsable, es
medir las consecuencias de nuestros propios actos; así, seremos los líderes de
nuestras vidas.
La tibieza y la indecisión nos
convierten en seres mediocres. Las personas miedosas dudan de todo y muchas
veces delegan a otros la responsabilidad de escoger las opciones que les
competen, con tal de no asumir compromisos.
Los indecisos son los candidatos
perfectos par a ser víctimas de los manipuladores. Hay que entender que el
mundo está lleno de manipulación en todos los niveles, pues los egos sólo
buscan a los indecisos para poder satisfacer sus necesidades o sus caprichos.
La decisión trae consigo una poderosa
energía que da seguridad.
5. La observación
Debo aprender a observarme y observar
todo lo que existe a mí alrededor en este mundo. Es la única forma de llegar a
conocerme y conocer lo que me da la vida.
Los grandes sabios de la historia
aprendieron del Universo observando, dejándonos un legado de conocimiento muy
valioso.
Para poder corregirme o felicitarme por
mis acciones, debo volverme el testigo silencioso de lo que pienso, siento y
actúo.
En la actualidad se vive en un mundo
lleno de prisa y deslumbrados por la superficialidad. No debemos sucumbir y
caer en esta actitud distraída y confundida.
¿Cómo podemos pretender cambiar, si en
realidad no nos conocemos?
Debemos aprender a observarnos en lo
físico, lo emocional y lo mental para poder saber cómo actuamos, y así,
corregir nuestros hábitos negativos.
Debemos observar el funcionamiento
perfecto de la naturaleza; en ella tenemos el mejor instructor.
La observación mantiene despierta
nuestra atención, estamos al día de cuanto ocurre y siempre descubrimos algo
nuevo en nosotros, en los demás y en nuestro entorno.
6. La aceptación.
Me acepto con mi lado de luz y mi lado
de sombra. Acepto mi realidad para poder cambiar lo que es negativo en mí o
acrecentar mis virtudes. Acepto las lecciones que me da la vida, placenteras o
dolorosas, porque sé que es la única forma de aprender y evolucionar.
Acepto que en mí existe un lado
femenino intuitivo y un lado masculino práctico. Al comprenderlo alcanzo el
equilibrio; entendiendo mi dualidad; llego a la verdadera sabiduría que me
permite vivir armónicamente.
Para poder vivir en armonía, debemos
aceptarnos y aceptar nuestra realidad y, a partir de ese punto, comenzar a
trabajar en nosotros para evolucionar.
Aceptar es no suponer; es no disfrazar
la verdad.
La aceptación te permite ver con
claridad y sin excusas.
Todo lo que hay en cada uno de nosotros
nos convierte en seres únicos, así es que nuestras cualidades y capacidades son
útiles para la evolución del género humano.
Para poder corregir nuestras
debilidades, primero debemos aceptarlas sin excusas, enfrentarlas para saber
cuál es el trabajo mental consciente que hemos de realizar para cambiarlas.
La aceptación es una actitud humilde
ante la equivocación, pero también puede ser un reconocimiento ante las
virtudes que poseemos; ésta es la forma de adquirir seguridad en nosotros
mismos.
7. La atención.
Si presto atención, vivo el día de hoy.
Sin atención sólo actúo por costumbre, no puedo evolucionar ni realizar mis
anhelos. Muchos de los errores que cometo se deben a que estaba ausente mi
atención.
La atención radica en el presente. Si
nuestra atención estuviese despierta, en cada momento de nuestra vida seríamos
seres conscientes y todopoderosos. Al limpiar nuestra mente de pensamientos
basura que nos distraen, logramos que la atención se centre y producimos
resultados prodigiosos.
Entonces todo se vuelve posible, pues
la atención busca las salidas correctas que nos llevan a lograr los éxitos.
La mayoría de los errores que cometemos
ocurren por no estar atentos. Las cárceles están llenas de personas que
actuaron sin poner atención, que
faltaron a los valores y principios
éticos y morales, sin medir las consecuencias de sus actos.
Cuando actuamos por hábito nos
conducimos como robots, en forma mecánica o de memoria. No debemos olvidemos
que la Conciencia reside en la atención:
8. La disciplina
En el Universo hay un orden, en mi vida
debe existir también un orden. Es la cualidad de la disciplina la que me
permite cumplir con mis deberes, la que me impulsa a esforzarme, para lograr
que triunfe mi decisión sobre las metas que me impongo.
Nuestra mente obedece a medida que le
damos una estructura y la disciplinamos. Lo mismo sucede con nuestro cuerpo y
nuestros sentimientos. La disciplina es respetuosa, enseña a cumplir y obedecer
las leyes que ordenan a la sociedad, para no caer en el caos que traen el desorden
y la falta de autoridad.
La vida se torna más fácil y nos
armoniza cuando se nos enseña cuán importante es ser respetuosos y
disciplinados.
Los pensamientos son por naturaleza
indisciplinados, pues no les hemos enseñado a obedecer; van a donde quieren.
Una forma práctica de que ensayen la disciplina es por medio de la meditación,
pues así se acallan los pensamientos.
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