En
cierta ocasión, durante una elegante fiesta de bienvenida, unas mujeres, querían conocer a la esposa del festejado, le
preguntaron con cierto morbo:
¿Te
hace feliz tu esposo, verdaderamente te hace feliz?
El festejado, quien estaba en ese momento no
estaba su lado, pero sí lo suficientemente cerca para escuchar la pregunta,
prestó atención a la conversación e incorporó ligeramente su postura, en
señal de seguridad, y hasta hinchó un poco el pecho, orgullosamente, pues sabía
que su esposa diría que sí, ya que ella jamás se había quejado durante su
matrimonio.
Sin embargo, para sorpresa suya y de los
demás, la esposa respondió con un rotundo:
- No, no me hace feliz.
En la
sala se hizo un incómodo silencio como si todos los presentes hubieran
escuchado la respuesta de la mujer.
El
marido estaba petrificado. No podía dar crédito a lo que su esposa decía, y
menos en
para
él.
Ante el asombro de todos, ella
simplemente se acomodó enigmáticamente sobre su cabeza su elegante chalina de
seda negra y continuó:
- No, él no me hace
feliz… ¡Yo soy feliz! El hecho de que yo sea feliz o no, no depende de él, sino de mí. Yo soy la única persona de quien depende mi felicidad. Yo determino ser feliz en cada situación y en cada momento
de mi vida, pues si mi felicidad dependiera de otra persona, de otra cosa o circunstancia sobre la faz de esta tierra, estaría en serios problemas.
- Todo lo que existe en esta vida cambia
continuamente: El ser humano, las riquezas, mi cuerpo, el clima, los placeres,
etc.
Y así podría decir una lista
interminable.
A
través de toda mi vida, he aprendido algo:
- Yo
decido ser feliz y lo demás son "experiencias o circunstancias", como
ayudar, comprender, aceptar, escuchar, consolar, y junto a mi esposo lo he
vivido y practicado tantas veces.
- La
felicidad siempre se apoyará en el verdadero perdón y en el amor así mismo y a los demás.
- No
es responsabilidad de mi esposo hacerme feliz... Él también tiene sus
“experiencias o circunstancias”, lo amo y el me ama, muy a pesar de sus
circunstancias y de las mías.
- Él
cambia, yo cambio, el entorno cambia, todo cambia; habiendo amor y perdón
verdadero, y observando esos cambios, (los cuales tal vez puedan ser fuertes o
no, pero existen ), hay que enfrentarlos con el amor que hay en cada uno de
nosotros, si los dos nos amamos y nos perdonamos; los cambios serán sólo
“experiencias o circunstancias”
que nos enriquece y que nos darán fortaleza, de lo contrario, solo
habremos sido parejas de “paso”.
- Para
algunos divorciarse es la única solución;
El
amar verdaderamente, es difícil, es dar amor y perdonar incondicionalmente,
vivir, tomar las “experiencias o circunstancias” como son, enfrentarlas juntos
y ser feliz por convencimiento.
Hay gente que dice:
- No puedo ser feliz porque estoy enfermo, porque no tengo dinero,
* porque hace mucho calor, porque me insultaron,
* porque alguien ha dejado de amarme,
* porque alguien no me valoró!
Pero lo que no sabes es que puedes ser feliz aunque estés enfermo, aunque haga calor, tengas o no dinero, aunque alguien te haya insultado o alguien no te amó o no te haya valorado.
¡Ser feliz es una actitud ante la vida y cada uno decide!...
Ser feliz, depende únicamente de ti
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