¿Qué es la superación personal? Es una lucha continua con
nosotros mismos por manteneros bien alineados en lo físico, en lo mental y lo
emocional. Es algo que a diario hemos de perseguir.
Querido amigo, a continuación te presento una historia que será
de un enorme valor para tu proceso de superación y desarrollo.
Mientras le ponía un poco de azúcar a mi café, en el cálido ambiente
del restaurante, entro una fuerte ráfaga de aire helado al momento en que
alguien abría la puerta. Esto me hizo reflexionar en lo cómodo que me sentía ahí
adentro, mientras la nieve y el frio viento de la noche agobiaban a los que
afuera se dirigían a sus casas.
Cuando mire a la puerta en forma instintiva, me sorprendió
al ver la figura de Esteban, indiscutiblemente un hombre fracasado y mal
vestido. Con un talento poco ordinario, como buen artista, había adquirido la filosofía
de no darle importancia al dinero; por lo tanto, se sabía que siempre andaba
con los bolsillos vacios.
Al verlo, me admire. Lucia
mejor; aun mal vestido, se percibía algo nuevo en su mirada. Era común que
todos rehuyéramos su presencia pues siempre
trataba de sacar provecho de las personas:
préstamos, comidas gratis, etc. Cuando menos lo pensé, ya se dirigía a mi mesa
y sin pedir permiso, se sentó junto a mí. Mi sorpresa aumento cuando me pregunto:
-¿Qué deseas cenar?, pide lo que quieras y no te detengas por el precio. Yo no salía
de mi asombro, cuando el ya estaba ordenando el café para los dos. Con una
sonrisa de seguridad me dijo: no te preocupes, yo pagare la cuenta.
Muy intrigado, le pregunte: -¿Acaso has heredado de un tío
lejano?-
-No, encontré la respuesta a todos mis problemas- contesto
con calma, acercando la taza de café a sus labios.
Después del primer sorbo añadió:
-Te noto sorprendido y no me extraña, porque yo mismo todavía
no salgo de mi asombro. Ahora soy un hombre nuevo, diferente; ha sucedido un
cambio drástico en mi vida en las últimas horas. ¿Cuántas veces me has visto
llegar aquí, sin dinero, “gorreando” una
taza de café a la primera persona que veía? Yo se que por eso evitaste mi
mirada cuando llegue, y no es que no
quisieras invitarme un café o la cena. La verdad es que tal vez no tienes
dinero para hacerlo.
En ese momento llego el mesero y de inmediato Esteban le
dijo:
_ ¡Permítame! Tomo la cuenta y, con plena confianza en lo
que hacía, firmo ambas cuentas. Luego me miro a los ojos, en silencio y
sonriente, disfrutando de mi expresión imposible de disimular.
-¿Conoces algún artista de mi línea que sea igual que yo?-
-no- respondí.
-¿Crees que haya algo en mi profesión que no pueda lograr,
si realmente me dedico a ello?
-No, siempre has sido un buen reportero, por siete u ocho
años.
-¿Habías visto que firmar cuentas y las carga al periódico donde
trabajo?
- no. Nunca.
-¿sabes?, mañana inicia mi nueva carrera, tendré una jugosa
cuenta de banco, gracias a que descubrí el secreto del éxito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario