Nuestra meta es aprender a ser por completo felices. No sabemos si al final
de la jornada lograremos nuestros propósitos; si conseguiremos arrancar esa
gran empresa; si obtendremos nuestro
objetivo en la vida.
No olvides que no se
trata de llegar más rápido que los demás, sino de avanzar con paso continuo.
Pero lo más importante es disfrutar el viaje
Analiza lo
siguiente: si en este momento dios te quitara la vida, ¿dirías: “Gracias, dios mío,
por todo lo que me permitiste disfrutarla”, o aducirías: “No, todavía no me
puedo morir porque debo llevar acabo
esto, tengo que lograr aquello, hoy no
bese amas hijos, hoy no abrase a mis padres, hoy no hice lo que prometí que haría,
mi proyecto se quedo a medias”?
Mi querido lector, asegúrate de vivir cada día con plenitud.
No se tu, pero yo tengo lo que llamo “metas de la mecedora” me siento en la mía
y me imagino que tengo ya setenta años. Me cuestiono: “Ahora todo ha pasado, si
volviera a tener treinta y cinco años, ¿Qué haría?” Si fuera treinta
años más joven ¿Qué haría?
En ese momento comienzo a generar adrenalina y a escribir
todo lo que se me ocurre: tendría un programa en la radio; otro en la televisión;
grabaría una idea en video casetes o audio
casetes; escribiría sobre diferentes temas; hablaría con miles de personas.
Todo eso que nos ofrece la juventud, la energía, cuando
estamos en la plena flor de la vida.
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