Y la última
llave, la ocho, es un sensor de ajuste.
La fórmula es:
intenta, falla, piensa y vuelve a intentar: Los triunfadores nunca fracasamos, únicamente
descubrimos maneras de cómo no hacerlo, pero no fracasamos.
Uno fracasa
cuando deja de intentarlo. Entonces, intenta, falla, piensa y vuelve a intentar.
Para lograr la evolución empezamos por la desilusión: si no hay lección que aprender;
por tanto, no hubo evolución.
Recuerda: "No hay fracasos, solo aprendizaje"
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