Aceptar lo
que es
Un montón de energía y poder
personal se ocupan en resistirse a lo que ya es. La mente cree que para cambiar
lo que no le gusta necesita quejarse, lamentarse, enojarse e ir en contra. Tu insatisfacción
con la vida es parte de esta resistencia. Una parte de ti cree que si aceptas
las cosas como son quedarás atrapado en tus circunstancias. La realidad es que esta
resistencia es no sólo inútil sino contraproducente. La energía utilizada en
resistirse y en crear infelicidad, bien puede usarse para buscar soluciones y
respuestas.
Aceptar no es resignarse, es más bien
dejar de crear sufrimiento. Es cuando dejamos de resistirnos que abrimos la
puerta a la creatividad.
Aprender
a estar solo
Cuando tienes centro disfrutas de
tu propia compañía, la pasas bien contigo mismo y no tienes esa imperiosa
necesidad de estar con alguien. Si sabes estar sólo puedes ser auténtico y
expresarte libremente en tus relaciones sin miedo al rechazo o al abandono.
Crear un centro en ti te permitirá
poner límites en tus relaciones, lo que es un requisito indispensable para ser
respetado y tomado en cuenta.
Atreverte
a sentir
Detrás de los roles y juegos
manipulativos está el miedo a sentir. Mantenemos nuestras relaciones
superficiales por miedo a hacer contacto con el otro y a que descubran lo que
realmente pensamos y sentimos. Lo que hay detrás de las adicciones es también
el miedo a sentir.
Si te atreves a sentir y a mostrarte,
vas más allá del ego y lo superficial hacia tu ser auténtico, hacia tu centro.
En lo externo, mostrarse vulnerable puede confundirse con debilidad, sin
embargo, fingir, compensar y aguantarse vienen del miedo y por lo tanto son en
realidad muestras de debilidad.
Atreverse a sentir es ir hacia
adentro, más allá de la máscara. Todas tus emociones son manifestaciones de
quien tú eres y si les das espacio a que sucedan te permites conocerte de
verdad.
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