Trabajar
en cuidarte
Crear tiempo y espacios para ti.
En tus actividades diarias pueden estar incluidas una disciplina psicofísica, diversión
y momentos de recogimiento o relajación. Que quede claro con hechos que tienes
el lugar más importante en tu lista de prioridades.
Nada te dará un sentimiento de
propia valía como el cuidar de tu salud física y mental.
Enfocarte
en ti
Dejar de estar pendiente de lo
que hacen otros y volver la vista a ti, a lo que tú estás haciendo, pensando y
diciendo. Dejar de esperar a que otros cambien y reconocer que a la única
persona que puedes cambiar y eso si dedicas toda tu energía y tiempo a ello,
eres tú mismo. Reconocer que tu responsabilidad para con los tuyos y tu entorno
es estar bien, sano y consciente.
Observar tu costumbre de
criticar, juzgar y opinar para darte cuenta de qué estás evitando ver en ti, de
qué es lo que te molesta tanto de ti que lo proyectas en otros.
Apropiarte
de tus cosas
Reconocer tus debilidades,
problemas y errores para hacerlos tuyos y dejar de buscar culpables. Al hacerte
responsable de lo que eres, lo que haces y de lo que te pasa, recuperas tu
poder personal y la capacidad de encontrar soluciones. Al adueñarte de tus
circunstancias te vuelves parte de la solución, de otra forma eres sólo una víctima
de lo que pasa.
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