- Sigo con mi ejemplo.
Al
llegar a la adolescencia, esta persona ya tiene una imagen de sí misma deformada
y disminuida. Su belleza original ha sido cubierta con inseguridades, sus
capacidades están ya cubiertas con traumas y complejos. El amor propio, natural
en todos los bebés, ha sido transformado en autodesprecio, en la certeza de que
tiene que "luchar" por ser alguien importante, que tiene que demostrarle
al mundo su valía, que tiene que pelear para salir adelante.
- Hablas de casos especiales,
en los que los padres no hacen un buen trabajo...
-
¡Hablo de todos nosotros! - Nuestros padres nos transmitieron sus miedos, sus
inseguridades, sus expectativas, sus conceptos equivocados de la vida. Cargaron
en nosotros sus sueños fallidos, sus rencores, sus creencias limitantes.
- Viéndolo bien, tienes razón
pero no tenían opción. No eran conscientes
de lo que hacían. Lo más seguro es que a ellos les hicieron lo mismo nuestros
abuelos.
-
Así es... ¿déjame seguir con mi ejemplo?
- Perdón, sique por favor.
-
Cuando nuestro amiguito tiene la edad adecuada, según el criterio de sus
padres, asiste al catecismo, sintiéndose ya mal acerca de sí mismo, cargando un
costal de conceptos equivocados de él y de la vida y ¿Qué es lo que aprende ahí?
Que nació manchado por el pecado original: un pecado que él no cometió, que hay
un hombre que murió en la cruz por su culpa… déjame hacerte una lista:
Que
polvo es y en polvo se convertirá.
Que
es un pecador.
¿Qué
su sexualidad y la energía que lo mueve es sucia y pecaminosa?
Que
nada bueno puede salir del hombre.
Que
tiene que ser salvado de él mismo.
Aprende
que alguien murió por su culpa, por su culpa por su gran culpa.
Lo
llenan de miedos sobre el infierno y sus motivaciones para ser bueno.
Que después de la muerte, está el paraíso.
Le
dan un montón de reglas que él no eligió, que no salieron de su consciencia o
de su corazón. Las sigue por miedo, porque alguien le dijo.
- Hablas como si estuvieras en
contra de la religión. Cuando hablas así de conceptos religiosos siento mucho
miedo.
-
¡Claro que sientes miedo! Eso es parte de la forma en que fuiste programado, se
te inculcó un miedo terrible a cuestionar las creencias religiosas. ¡Te dijeron
que eso también es pecado!
- ¿Y no es pecado?
- ¿Tu qué crees?
- No sé, me siento... un tanto
confundido.
-
¿quieres que siga con el ejemplo o le paramos? ¿Seguimos?
-Sí, déjame entender bien esto de una buena vez…
Digamos
que nuestro héroe llega a ser un adulto común y corriente, es decir: inseguro
de sí mismo, con un concepto deplorable, reprimido en su sexualidad y su alegría
por vivir y lleno de miedos y dudas. En estas condiciones busca desesperado,
algo que le haga sentir bien, que le haga sentir valioso, digno de ser amado.
- No, no, no. Eso lo creo de mí,
que siempre me sentí tan mal. De otros que es claro que tienen traumas en su infancia
pero ¿¿¿de todos???
-
Todos se sienten así, todos.
- ¿Tu crees que también mi
hermano que es todo un triunfador?
-
Tu hermano también. Los que aparentan no sentirse así están compensando, es
decir, que calman su angustia con algo que es socialmente aceptado. ¿Por qué
crees que tu hermano trabaja dieciséis horas diarias seis días a la semana? ¿Porque
se siente feliz con lo que él es?
- No, supongo que no.
-
Su trabajo es lo que le da un efímero sentimiento de valía.
-
Esta necesidad tan grande de aceptación, de reconocimiento, de amar. Es aprovechada por
otros:
¿Qué
es lo que te hará sentir bien acerca de ti mismo? El automóvil que yo vendo.
¿Qué
es la que te hará sentir hermoso? La moda, los perfumes y los accesorios que yo
te ofrezco.
¿Te
abruma sentirte reprimido todo el tiempo? Yo tenga la solución: Bacardí,
Corona, Johnny Walker.
¿Te
sientes rechazado? Mi tarjeta de crédito es "la llave del mundo".
¿Quieres
ser alguien en la vida? Cursos de computación, de inglés.
¿Atrapado?
Ven al mundo Marlboro.
- ¿Y nadie se da cuenta de la manipulación?
-
Están tan acostumbrados que ya no notan la falta de respeto y el insulto a su inteligencia,
están tan idiotizados que se lo tragan todo.
- No puede ser que estemos como
sociedad tan idiotizados.
-
Basta ver la televisión un rato para saber que tengo razón. Todo lo que te venden
está relacionado con tus sentimientos de baja autoestima y tu necesidad de
amor.
- Me niego a creerlo.
-
Puedes negarlo todo lo que quieras pero,
estás muerto de hambre... hambre de reconocimiento, de aceptación, de amor. Vas
por la vida haciendo circo, maroma y teatro sólo para conseguir que otros te
vean, te reconozcan, te admiren, te respeten, te quieran. Buscas en otros algo
que no pueden darte porque no lo tienen ellos mismos y, si de pura casualidad, alguien
es capaz de dártelo, no puedes recibirlo. No te sientes merecedor, no te
sientes digno de ser amado, respetado, reconocido.
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