jueves, 25 de septiembre de 2014

Las creencias, crean o destruyen



Quizá esto que te digo te parezca muy cursi o tal vez no me lo creas por los resultados que hasta ahora tienes y por todas las programaciones que tu entorno te ha generado: como tus padres, maestros,  amigos, compañeros de trabajo, la publicidad y lo más triste ¡tú mismo!  ¡Se la han pasado diciéndote, más tus defectos, que tus talentos y virtudes!
Desde que somos niños, los adultos nos van dando la formación que quieren de acuerdo a sus propias experiencias del mundo, a sus propios modelos recibidos, ese mundo que a ellos les tocó vivir y así nos van formando como ellos fueron formados, muchas veces con grandes problemas de actitud y de personalidad, hacen de nosotros seres triunfadores o estúpidos mediocres, porque cuando somos niños parecemos estar sin defensa ante todo lo que nos dicen ya que somos como guerreros sin escudo a quienes todas las lanzas nos pegan, pues nuestros padres y maestros son como grandes gigantes, les damos una gran credibilidad y entonces aceptamos que todo que nos dicen es verdad.
Imagínate que te dicen que eres un bueno para nada y eso es lo que tú les crees, porque todo lo que nos dicen tiene una gran relevancia y llega el momento en que tú mismo dices, que no sirves para nada. Y así: vas a caminar, pensar, actuar y hablar como eso que te dijeron en tu casa, te dejaron clavado el aguijón de esa creencia para toda tu vida, y así como ésta, te han dejado tantas que hoy han formado tu personalidad. “Eres lo que eres y estás en donde estás porque lo que has puesto en tu mente, puedes cambiar lo que eres, puedes cambiar dónde estás, cambiando lo que has puesto tu mente”…
Tus creencias son ordenes incuestionables para tu mente inconsciente, que van a ser recibidas de manera literal, es decir, al pie de la letra, sin análisis y sin sentido del humor,  porque tu cerebro no sabe si tus creencias son ciertas o no lo son, si es de vacilada o es en serio, simplemente  ejecuta la acción de tus creencias y así van a ser tus estados internos, es decir, tus emociones y éstas a la vez te van a dar tu actitud y tu actitud, tus resultados.
Alguna vez te has preguntado, ¿Por qué a veces logras todo lo que te propones y por qué algunas otras veces no?
Esta pregunta por años me la había venido haciendo, sin saber la respuesta exacta; sólo eran conjeturas nacidas de mi propia frustración, al ver mis frecuentes fracasos que en muchas ocasiones me llevaron a la desesperación y a la fuga emocional a través del alcohol, la televisión, comer por compulsión y otras formas de escaparme de mí mismo.
¡Todo estaba en función de mis creencias!
Las creencias que tenía cerca del economía, de la familia, el estudio, el trabajo y muy especialmente lo que creía acerca de mí mismo, todo esto me había hecho un perdedor durante mis 38 años de vida con los que contaba en ese momento, aún con todo y mis títulos profesionales, era yo un rotundo fracasado.
¡Cuando cambias tus creencias, cambian tus resultados!
Sólo recuerda que tus creencias tienen el poder de crear o destruir en tu vida,
Hay muchos hombres y mujeres en México, que no triunfan, porque no creen poder.
Hay quienes creen que la vida es un valle de lágrimas y...  ¿Qué crees?...  ¡Así les va!
También hay quienes creen que la vida es rica, que la vida es hermosa y… ¿Qué crees?... ¡Así les va!
Hay otros que creen que la vida es una cadena de pesares, un mar de enfermedades y…  ¿Qué crees? …  ¡Así les va!
Otros creen que la vida es prosperidad, salud, riqueza, abundancia, un oasis  de felicidad y amor y…  ¿Qué crees?… Así les va.
Ahora, dime tú:
¿Qué te conviene creer?
¡Eso lo decides tú, por supuesto!  ¿Acaso crees que mereces ser amado, rico, sano, feliz, prospero?
¡Por supuesto que sí!
Lo único que te ha limitado, han sido tus creencias.

¡Cámbialas ahora y verás los resultados inmediatamente!
Si tú quieres ser sano, lo único que tienes que hacer, es convencerse de que puedes lograrlo y hacer lo necesario para conseguirlo pero… ¡Tienes que creerlo! 
En ese momento, tu mente inconsciente se encargará de darte todas las herramientas, los recursos y las  estrategias que necesitas para lograrlo, igual que si crees que estás enfermo.
 Tu mente inconsciente se encargará de eso, recuerda…  sólo te cuesta una poderosa decisión comprometida pero, corazón a dentro, no como decía mi abuelita, “nada más de dientes para afuera”, ¡No! … que nazca del corazón, que nazca de tu fuerza interior, de tu poder personal, ese poder que está tu disposición, ese poder que está  a tu alcance y  que esperando ser utilizado, cuando tú te decidas.
Muchas de las veces el problema está, en los “momentos de verdad”, es decir, a la hora de tomar las decisiones para cambiar algo que te está atormentando o que te  está lastimando la vida o que está destruyendo tu familia, tu salud,  tu economía,  inclusive, tus relaciones.
Por ejemplo, aquellas personas que tienen algún grado de alcoholismo, muchas veces muy alto.
O de tabaquismo o que comen con exageración aún a sabiendas de que están autodestruyéndose y no hace nada para remediarlo, muchas prefieren, como dicen: “morir en la raya”,  antes que buscar soluciones, porque tienen miedo de enfrentar el dolor que puede causarles un cambio verdadero y prefieren soportar la muerte.
Otras quieren hacer cambios en sus vidas, pero no saben cómo hacerlo o quieren que alguien lo haga por ellas, es por eso que no les funciona. Entonces, viven pensando que ellos no pueden cambiar, que ese es su destino… que hay quienes nacen con estrella y otros nacen estrellados, que su vida debe ser así porque Diosito  así lo quiere y entonces… se sienten víctimas de las circunstancias. Tal vez  conoces a este tipo de personas, son esas  “pobrecitas”,  que arrastran la lástima,  donde quiera que andan van queriendo llamar la atención, a ver quién se compadece de ellas.
Decía uno de mis grandes maestros, que cada que nosotros buscamos la lástima de otros, es como recibir un “escupitajo” en la cara, en la dignidad que es lo único que tenemos todos aquellos que no nacimos en cuna de oro y entre pañales de seda.
¡A mí, no me gusta que me escupan, no sé a ti!
Decía  mi maestro que cada “escupitajo” que nos lanzan, se va haciendo más gelatinoso, más pegajoso, más asqueroso y te repito: ¡A mí no me gusta que me escupan, no sé a ti!
Yo estoy convencido de que cualquier persona puede construir una vida extraordinaria,  Dios nos dotó con un cuerpo maravilloso y una inteligencia infinita.
¿Sabes tú cuál es la diferencia entre una persona que logra todo lo que se propone y  por qué otra  no?
 ¡La forma en que utilizan esos recursos, su inteligencia y su cuerpo!
Si tú quieres hacer algunos cambios ahora mismo, lo primero que tienes que hacer es tomar las riendas de tu vida y hacerte cargo. Hacerte consciente de que tú eres el único responsable de tus resultados, que de ti depende si eres rico o pobre, mísero o feliz, triunfador o fracasado.
 ¡Tú eres es el único responsable… y si no tienes más es por tu culpa! Porque tú y yo somos los auténticos responsables de que a tu casa o a la mía lleguen pesos,  tostones,  centavos o miles.

 Olvídate de los pretextos y excusas que solamente son paliativos y autoengaño, sólo nos sirve para acentuar más la mediocridad y el conformismo, hoy puedes comenzar una nueva vida, si tienes el valor de iniciarla, no esperes que alguien venga a cambiarla o que alguien te haga feliz, o que te saques la lotería para que se acaben tus penas económicas y que tu mundo se transforme de la noche a la mañana sin tener que hacer nada porque eso…  eso sucede solamente en los cuentos de hadas.

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