Mostrando entradas con la etiqueta Presencia total. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Presencia total. Mostrar todas las entradas

jueves, 13 de octubre de 2016

La auto-observación para estar en Consciencia




La observación es la clave partida lograr el despertar de la Conciencia. No debemos confundir los términos "pensar" y "observar".

Pensar es un estado activo. Al pensar se crea, se discurre se reflexiona, se considera, se compara, se juzga, se decide, se escoge y se llega a conclusiones.

Observar es un estado pasivo. Cuando se observa, uno se convierte en el testigo de sus propios actos, hay silencio interior, se examina todo con atención y se mira sin juzgar. Cuando uno logra un estado de observación más profundo se entra a un nivel de contemplación y paz.
Al estar observando, se calla el parloteo de la mente, porque tenemos puesta la atención en observar lo que ocurre en ese momento.

La observación nos permite conocernos, la atención se centra para darnos cuenta de que es lo que pensamos, que es lo que sentimos y como actuamos.
Es importante entender que cuando se observa, no se juzga. Sólo se está recabando información que nos va a ayudar.

Aprendemos más de la observación que de las experiencias que vivimos.

Para poder cambiar algo en ti, debes saber qué es lo que está pasando, razonarlo, ubicarlo en el presente y definir la intención para poder trabajar.

Cuando la atención está despierta y algo nos perturba, de inmediato debemos parar y dejar de juzgar o juzgarnos, para conocer el origen de ese malestar, enfrentarlo y preguntarse: ¿qué debo aprender de esto y qué es lo que debo cambiar para poder volver a equilibrarme?

Todo aquello negativo que proviene del resultado de los pensamientos inconscientes y de las creencias falsas con las que nos manipulan de manera colectiva todas aquellas instituciones que manejan el poder en el mundo, incluyendo y usando el temor para dominarnos.

Si queremos sentir a Dios dentro de nosotros, debemos concentrarnos en todo lo que es bueno, porque Dios está en lo que es bueno, no en el resentimiento o en la preocupación.

Cuando algo nos agobia o angustia, entramos en el espacio divino que existe en nosotros y de inmediato llegarán el consuelo y la paz. Desde ahí se puede ver con claridad la solución de los problemas.

Para nosotros no existen los imposibles, ya que somos pequeñas Chispas de Dios.

Primeros pasos para observarme
1. Darme cuenta de lo que estoy pensando.
2. Darme cuenta de lo que estoy sintiendo.
3. Darme cuenta de cómo es el entorno en el que estoy viviendo.
4. Darme cuenta, de lo que estoy haciendo y decidir a dónde quiero ir 
5. Darme cuenta de las personas que viven y actúan a mí alrededor.
6. Darme cuenta del diálogo interno que mantengo conmigo mismo, para saber qué es lo que me repito constantemente en silencio. (Esta actitud te induce a actuar de manera positiva o negativa, pues le estás dando órdenes, a través del pensamiento, a tus células, a tu cuerpo que reacciona y a tus emociones).

Recordatorio
No te vuelvas a distraer, porque caerás dormido de nuevo.

¡Obsérvate!
¡Siéntete!
¡Escúchate!

viernes, 5 de agosto de 2016

Cuarta parte de "El Método de los Deseos Cumplidos" (Artículo 5)





La receta definitiva
Si lo logrado hasta la fecha no te satisface, repetir comportamientos es una locura —no dan más de si—. ¿Cómo lo sé? Si éstos tuvieran la capacidad de conducirte adonde quieres ir, ¡Sencillamente ya estarías allí! No tiene ninguna gracia pero... los humanos insistimos en hacer "más de lo mismo” incluso cuando un comportamiento ha demostrado que no funciona.
¿Por qué razón entonces se repiten una y otra vez las mismas respuestas? Porque hasta que una persona no pasa a interpretar la situación de un modo nuevo, se condena a repetir su vieja respuesta. Jack Canfield, autor de Sopa de pollo para el alma, y que ha supuesto una gran diferencia en mi trabajo, tiene una poderosa sugerencia: “Haz más de lo que funciona, haz menos de lo que no funciona y prueba comportamientos para ver si te dan mejores resultados”. Para llevarlo en la cartera.
En otras palabras, deja de hacer las cosas que no funcionan y haz más de las que si funcionan. Por otro lado, empieza a hacer cosas que nunca has hecho y deja de hacer algunas cosas que siempre has hecho. Si tuvieras que elegir un solo concepto de todo lo que he escrito en este contenido, por favor, quédate con éste.
Pretender lo extraordinario llevando una vida ordinaría es una auténtica ingenuidad. Las obras soberbias las realizan personas normales y ordinarias que se atreven con lo extraordinario.
Tal vez ya te has preguntado en que has puesto tu atención hasta la fecha para que las cosas sean tal como son. Cuando obtengas algunas respuestas, crearás una nueva realidad y empezará a existir para ti. Recuerda, cuando no encuentres las circunstancias adecuadas, deja de buscar y créalas.
En el próximo segundo, la receta definitiva:
Rescribe el guion de tu vida

Escribe tu vida como si empezara en este mismo instante y tal como quieres que sea. Pon por escrito todo lo que para ti es importante. Plasma siempre tus deseos por escrito. Un compromiso es un contrato con uno mismo, y los contratos se plasman sobre el papel.
¿Qué le ocurría a una semilla sin tierra? Lo mismo que le sucede a un objetivo que no ha sido establecido por escrito y que carece de fecha.
El papel y la agenda son su tierra fértil.
Incluyó una cita extensa pero impagable del autor Todd Michael, de su libro Como realizar milagros (Ediciones Obelisco) porque no sabría expresarlo de un modo más claro: “Una petición debe ponerse primero en palabras”.
Los pensamientos, al igual que el vapor, son intangibles. Para que el vapor se torne sólido, primero debe condensarse y adoptar la forma líquida. Solo entonces el líquido resultante podrá congelarse y volverse sólido. Cuando uno manifiesta un sueño, el primer paso consiste en condensar las formas de pensamiento de tu sueño, convirtiéndolas en palabras. Esto te obliga a ser muy claro respecto a lo que deseas. A continuación, pon tu petición por escrito. Las palabras que se pronuncian solo son la primera condensación del pensamiento. Las palabras escritas llevan la condensación a otro nivel de solidez. Uno de los objetos más poderosos que puedes tener es una hoja de papel en blanco. Una analogía impecable.
Buda enseñó que lo que hacemos y quienes somos no debe estar separado. Cuando esto ocurre ya no es preciso buscar la felicidad. La felicidad te encuentra a ti mientras haces lo que amas. El verdadero secreto de la felicidad está en orientarte a lo que amas y disfrutar haciéndolo.

Tres preguntas que pueden cambiar tu vida
1.       ¿Qué “distancia” separa mi estado presente de mi estado deseado?
2.       ¿Qué cualidades necesito desarrollar para cumplir mi deseo?
3.       ¿Qué es necesito dejar atrás? Puede tratarse de: miedos, preocupaciones, creencias limitadoras...
a)   ¿Qué pensamientos-trampa necesito desactivar para alcanzar mi objetivo?
b)   ¿Qué creencias-trampa me están dificultando conseguir lo que deseo?
c)   ¿Qué emociones-trampa necesito modificar para afrontar mis metas con garantías?
d)   ¿Qué comportamientos-trampa necesito cambiar para cumplir mis metas?

Tres tareas para la acción inmediata:
1.     Si tienes una familia, o piensas crearla en el futuro, valora el modo de integrar ambos proyectos personales sin que ninguno de ellos se vea perjudicado por el otro. Identifica el grado de compatibilidad o de incompatibilidad entre ambos roles de tu vida. ¿Cómo pueden reforzarse mutuamente? En lugar de pensar en términos de exclusión, deberías hacerlo desde la inclusión: ¿Por qué no ambas cosas?
2.     Escribe las causas que van a crear los efectos que persigues, prioriza y céntrate en ellas. Determina qué “interruptores” van a iluminar tu vida. Tu siguiente tarea consiste en calibrarlos, uno por uno. Recuerda que es tu pasión por las causas, y no tanto por los efectos, lo que manifestará tus deseos. Así pues, escribe en tu cuaderno de notas; "Las causas que producirán mi deseo son...”.
3.     Dedica un tiempo de tu jornada a reunir motivación e inspiración para dar el siguiente paso. Busca tu tiempo. Durante esa “cita contigo mismo”: medita, haz ejercicio y planifica tu siguiente acción. Es lo que se llama: “afilar el hacha”. Aunque puede parecerte una pérdida de tiempo, en realidad estás ganándolo. El tiempo que dedicas a prepararte mejorará tu desempeño. Recuerda; nadie planifica el fracaso, pero fracasa porque no ha planificado.

Una idea para resumir:

La palabra “difícil” es uno de los mayores y más frecuentes obstáculos en la mente de las personas. Es una palabra “perdedora”. En realidad significa: "No pienso hacerlo. Estoy aquí para lo fácil”. Pero... lo que nunca has hecho no puede ser difícil.

viernes, 24 de octubre de 2014

La Prosperidad... un Estado de Consciencia

La prosperidad es un estado de la conciencia que significa mucho más que poseer dinero y bienes materiales. Incluye tanto la riqueza exterior como la interior. Es un juego de la mente que te prepara para ganar una y otra vez. Y el único que puede crear ese estado eres tú mismo.
De hecho, la prosperidad es un término muy amplio que incluye todo tipo de abundancia: espiritual, mental y material. Y como tal, se manifiesta en todos los aspectos. Refleja mucho más que una situación financiera y por ello no puede reducirse a un saldo ni puede valorarse mediante cifras.
Podemos, por tanto, ser prósperos respecto a cualquier cosa. El concepto de «prosperidad total» es un término muy amplio que comprende, entre otras cosas: la salud, el amor, el trabajo, la energía, el tiempo libre, la amistad, la alegría, el bienestar, el entusiasmo, la creatividad, la sabiduría, el buen humor, la gratitud, la armonía, la serenidad, la compasión, el dinero, etcétera. La lista es tan larga como decidas.
De entre todas, nuestra mayor riqueza consiste en convertimos en las personas que queremos ser y en vivir la vida que deseamos vivir o, dicho de otro modo, en alcanzar la prosperidad espiritual, que es, ni más ni menos, cualquier cosa que contagie el alma de felicidad.
El éxito es una escalera con muchos peldaños; en un momento determinado podemos dar un traspié y rodar por ella, aunque también puede conducimos a lo más alto. Pero durante el tiempo que estés en este planeta, lo fundamental es el amor que puedas ofrecer a los demás, mucho más que tus subidas o bajadas por esa escalera.
El éxito es un proceso y, como en todo proceso, primero establecemos un objetivo y un plan de acción para, después, actuar y añadir emoción e ilusión. Un suceso nos lleva a otro, una acción interfiere en otra y entonces ocurre algo de mayor importancia. Debido a esa sincronía, un acontecimiento provoca otro, de modo que no existe la casualidad. Así es como llegan los resultados, no por suerte o por azar.
Todos experimentamos coincidencias de vez en cuando, pero sólo algunas son significativas; es decir, lejos de ser casuales tienen un profundo significado. Las llamamos «sincronicidades».
Las coincidencias sincronísticas no pueden provocarse, nunca nos dejan indiferentes, llaman poderosamente la atención, son a menudo simbólicas y ocurren en un momento en el que es necesario un cambio de rumbo.
Las sincronicidades atraen a nuestra vida a las personas y los acontecimientos que necesitamos.
El éxito no es un hecho casual, es un estado mental de satisfacción que debes crear día a día. Por esa razón no es un destino, sino un trayecto más o menos largo. Y cuando alguien tiene prosperidad, está transitando por ese camino. De todos modos, debes saber que nunca se consigue nada a solas, aunque pueda parecerlo. La medalla que luce el ganador debería brillar en muchas solapas.
Tú solo no consigues nada.
El Universo colabora contigo proporcionándote las oportunidades, primero, y los medios, después. Cuando ocupas tu lugar en el Universo y haces lo que debes hacer, se produce una reacción en cadena y, por contagio, todo empieza a funcionar. La prosperidad es una bola de nieve que crece y crece cuando haces que ruede. Cuando nos encontramos en una situación como esa, decimos que «estamos en racha»; lo que ocurre en realidad es que las sinergias, cuando trabajamos en equipo, se están multiplicando.
¿No te alegras al saber que no estás tú solo en esto? Nunca te permitas «morir de éxito»; recuerda siempre de dónde procedes. La arrogancia viene devuelta, en algún momento de la vida, en forma de una cura de humildad. Todos conocemos algún ejemplo.
Tampoco cometas el error de compararte con nadie más. «Mejor» y «Peor» son, en todos los casos, unas etiquetas muy relativas. No se las pongas a ninguna persona. Cada cual tiene unas prioridades en la vida que son distintas a las de los demás. Las personas son diferentes. Y eso es lo que hace de nuestras relaciones algo tan interesante.
Creo más en la connotación espiritual de la palabra «éxito» que en la material. Para mí, ese término representa la satisfacción que se siente cuando se atrapa un sueño, y no por causa del reconocimiento de los demás.
El éxito inmediato no es algo frecuente. La antesala del éxito siempre es el trabajo organizado en un plan de acción eficaz. Tampoco es fruto de un «golpe de suerte»; es más adecuado compararlo a la tarea que se realiza entre bastidores hasta que al final se pisa el escenario. 
Los espectadores asisten a la obra, pero nunca sabrán lo duros que fueron los ensayos.
No basta con desear.
Puedes desear con todo tu corazón llegar arriba, pero si no subes el siguiente peldaño seguirás al pie de la escalera. El deseo solo nunca es suficiente; es necesario, además, poseer el estado mental de la confianza y la convicción para promover un plan de acción con garantías.
¿Cuál es tu actitud? ¿Proactiva o reactiva?
Quien es proactivo tiene iniciativas y actúa. Es capaz de hacer y de conseguir que los demás hagan. Son las personas más valoradas en el entorno de las empresas que precisan crecer y prosperar.
Una persona reactiva se limita a dejarse llevar sin modificar los acontecimientos. No se dirige a ningún lugar, va a la deriva y a remolque de los demás.
Quiero que sepas que nunca se pierde, a menos que se dé el juego por terminado y se acepte una derrota como definitiva. En la Bolsa, las acciones suben y bajan cada día; pero el accionista no pierde ni gana hasta que da la orden de venta.
Atrapar los sueños no está reservado a unos pocos.
No conozco a demasiados «cazadores de sueños», pero eso no significa que la veda no esté abierta para todos. Lo que ocurre es que la mayoría de las personas suele abandonar tras el primer tropiezo. Se levantan de la mesa de juego y dan por finalizada la partida con una derrota. Dan el juego por terminado. Y se lamentan porque la vida les ha dado unas malas cartas. El del «abandono» es el juego practicado por la mayoría.

Una minoría sigue intentándolo después de una primera caída. Es la minoría que ha aprendido a levantarse una y otra vez; son las personas que continúan la partida, aun con malas cartas, porque les encanta jugar. Ya habrás adivinado que en esta metáfora «jugar» significa «vivir». 

viernes, 3 de octubre de 2014

La mente inconsciente


Todo lo anterior, ha sido para mí una extraordinaria experiencia y a la vez una  herramienta muy poderosa que me ha permitido avanzar con paso firme en mis aspiraciones. De  una cosa estoy seguro, que si ha sido posible para mí, también puede serlo para ti, sin importar sexo, raza, edad, credo, posición social o económica, nada de eso es importante, lo fundamental es que lo  apliques y también  que quieras con el  corazón  lograr tus sueños.

La historia está llena ejemplos de personas que han hecho realidad sus sueños, a pesar de las peores adversidades y carencias, sus secretos han sido creer que es posible para ellos, tener un motivo poderoso que los haga desearlo,  la constancia y pagar el precio que la vida impone.

 Si sigues ese modelo y además,  logras  creer que tú puedes, que tú lo mereces y finalmente pones las acciones, ten por seguro,  que algo maravillo va a pasar en tu vida.

Posiblemente estas palabras te resulten o parezcan cursis porque no estás acostumbrado comunícate contigo mismo de esa manera, lo más probable es  que pienses, que si hablas contigo mismo, es porque estás loco porque así nos enseñaron a pensar  desde niños; solo quiero decirte, que “lo semejante atrae lo semejante”, como le hablamos a nuestro cerebro, así viene la respuesta. Analicemos entonces cómo funciona  nuestra mente y por qué es tan importante el  saber comunicarnos con ella.

Se ha comprobado que tenemos dos mentes, la mente consciente y la mente inconsciente.

La mente consciente es sólo 5% de nuestra reserva mental y su función es controlar los cinco sentidos, sí… esos que nos enseñaron la escuela, no sé si los recuerdes, esos que recitábamos: ver, oír, oler, tocar y gustar, esto es… el vivir dándonos cuenta, el estar atentos.

La mente inconsciente es el 95% de todo lo que hacemos y se maneja igualito que una computadora, es literal, no tiene poder analítico, ni tampoco tiene sentido del humor.

¿Por qué es literal? ES LITERAL porque todos los mensajes que le mandas a través de tus pensamientos o palabras, los recibe al pie de la letra y así los ejecuta. De tal manera que,  si tú te levantas en la mañana con pensamientos de flojera, pobreza, enfermedad, mala suerte, o de desgracia, ¡Así va ser tu día!… porque tu inconsciente, se va a orientar precisamente a eso que tú estás pensando, él se va a encargar de que logres eso que  estás atrayendo con tu pensamiento.  Esto tú lo puedes comprobar cuando quieras, solamente piensa: 

¿Por qué algunas veces te va de maravilla y otras veces no?… ahora…

¿Por qué no tiene poder analítico?  Porque tu  mente inconsciente NO ANALIZA, no sabe si es bueno o es malo aquello que estás pensando ¡Simplemente lo ejecuta!

Imagínate que la mente inconsciente tuviera poder analítico entonces… ¿Qué le hubiera dicho al  tristemente célebre secuestrador apodado “El mocha orejas”? 

…“Mocha orejas: es muy malo que  moches tantas orejas, ya nomás córtales las uñas”… ¡Pues fíjate que no!… simple y sencillamente su mente ejecutaba las ordenes de sus pensamientos… ¡La mente inconsciente no tiene poder analítico!

La mente inconsciente  NO TIENE SENTIDO DEL HUMOR, es decir, no sabe si es de chiste o si es en serio lo que estás pensando,  simplemente tu mente ejecuta tus pensamientos, en otras palabras… si tu alguna vez te has dicho: “que idiota soy, pero nada más lo dije de broma, es pura vacilada”…

¡Pues fíjate que no!...  ¡Tu mente inconsciente no sabe, simplemente  lo ejecuta!... y así vas a andar, así vas a pensar, así vas a trabajar, así te vas a relacionar como eso que tú dices o piensas que eres.

La mente inconsciente NO CAPTURA LA PALABRA NO. Dicha palabra es una abstracción que el inconsciente no codifica. Fíjate bien: “No pienses en un payaso”  ¿Qué pasó? “No pienses en un elefante” ¿Qué pasó? Fue lo primero que pensaste. Imagínate cuando le dices a tu hijos “No corras” ¿Qué pasa?  ¡Corre!  Y cuando le dices: “No digas mentiras”…  ¿Qué es lo primero que hace?  Cuando tú dices o piensas: “ya No quiero estar gordo” ¿Qué orden ejecuta tu inconsciente?

Si quieres evitar el NO  cuando das una orden, sustitúyelo por la palabra evita. Por ejemplo, “evita decir mentiras” o pídelo en positivo, por ejemplo: “habla con la verdad” “evita correr”.

Para la mente inconsciente LO MISMO ES PENSAR QUE HACER. La mente no sabe si realmente está sucediendo o solo lo estás pensando. Por ejemplo: imagina que vas a disfrutar de una rica ensalada de jícama y pepino con mucho limón. Imagina el olor y el sabor mientras estás partiendo el limón y fíjate lo que pasa en tu boca en este instante. Comenzaste a salivar o como dicen, se te hizo agua la boca. Pues claro, porque tu mente inconsciente no sabe si la ensalada y el limón son reales o solo lo estás pensando.

Lo anterior nos permite darnos cuenta del poder del pensamiento y que cuando aprendes a manejar estas cinco propiedades de tu mente inconsciente eres más eficaz en tu comunicación.

 Acuérdate que los pensamientos son cosas, nosotros las materializamos con nuestras acciones:

¡Todo lo que puedes pensar lo puedes materializar!

Esto lo has hecho siempre, solo que tal vez no te habías dado cuenta, tal vez no te habías fijado. Si tienes un coche, profesión, empresa, negocio, familia, primero lo pensaste y tu mente inconsciente se encargó de materializarlo, entonces…yo te invito tener pensamientos de bondad, amor, prosperidad, salud, riqueza, felicidad, alegría… para que tu vida sea tan rica como tú la mereces, acuérdate siempre:
“Calidad de pensamientos es igual a calidad de vida”

A propósito de lo anterior fíjate que hace algunos días recibí en mi oficina a Jorge, un querido amigo, compañero ejemplar, trabajador, honesto, buen padre y muy congruente.

Gran parte de su vida ha sido un vendedor exitoso, pero también ha sido muy marcado por la adversidad, lo han asaltado varias ocasiones quedando en total bancarrota  y se ha vuelto levantar de todas ellas.

Me platicó, que  estaba inactivo por el momento porque lo habían vuelto a  robar y que ahora le fue peor  porque  recibió un balazo que lo tuvo al borde de la muerte.

Al preguntarle qué era lo que pensaba cuando salía a trabajar, me dijo que lo primero era encomendarse a Dios que no lo fueran a saltar de nuevo.

Me quedó muy claro, que nosotros atraemos con nuestros pensamientos, todo aquello que tememos o todo aquello que deseamos. Entonces:
¡Cuidado con lo que piensas, porque lo conseguirás!

Casi te puedo asegurar que tú también has tenido alguna experiencia donde has acabado diciendo: “Híjole que mala onda, me lo temía o ¡chin!... siempre me pasa lo mismo”…a eso también le llaman “la profecía cumplida” porque, así como te comunicas contigo mismo, así serán tus resultados:

Si piensas que tu vida es maravillosa… ¡Concedido! … así será tu vida de maravillosa. 
Si piensas que tu vida es un valle de lágrimas… ¡Concedido!... así será tu vida, un valle de lágrimas.
Si piensas que tu vida es rica… ¡Concedido!... tu vida será rica.
Si piensas que tu vida es una desgracia… ¡Concedido!  Tu vida será una desgracia.
Dicho todo lo anterior ¿Cómo te conviene comunicarte internamente contigo mismo?

Tú y yo ahora mismo, somos el resultado nuestros pensamiento, de nuestra forma de comunicación, de nuestra  historia personal, de nuestras creencias, de nuestras acciones.

Cuando hablo en mis seminarios de resultados, me trasportó muchos años atrás, recordando esa parte de mi infancia, marcada por la pobreza y el abandono involuntario de mi padre, que para mí se me hizo una eternidad y una pesada carga de responsabilidad, porque siendo yo un niño de escasos nueve años, tenía que salir a trabajar y conseguir dinero para darle mi mamá, para que nos diera de comer o por lo menos de cenar a siete hijos y ella.

Era un tiempo muy difícil para mi familia, desconozco qué pasó con mi papá, que por más esfuerzos que hacía, todo le iba mal y nada le daba buen resultado, hoy mismo todavía me pregunto qué sucedió en aquel entonces con él, si era un hombre muy joven, fuerte, inteligente, capaz y trabajador.

Un día, ya desesperado por todos los problemas y desaciertos, se fue Estados Unidos indocumentado a buscar trabajo para salir de aquella situación. Creo que también allá le porque no recibíamos su ayuda para sobrevivir como esperábamos.

No me quedaba otra, tuve que salir a trabajar como hijo mayor que era y tuve que hacerla de papá a muy temprana edad. 

Pronto me acostumbre a la vida ruda de la calle, enfrentando agresiones, desprecios, humillaciones, sin embargo nunca caí en malos hábitos o costumbres que denigraran mi integridad.

Salía de mi casa con la bendición de mi madre y con la recomendación que hoy  todavía me repiquetea en los oídos:
“Que Dios te bendiga hijo, regresa con buenos resultados en la noche,  si no… ¿Qué les doy mañana a tus hermanos?

Por supuesto que salía a toda prisa arremangándome los puños de la camisa y pensando en el plan para estar seguro de regresar a mi casa con los tres pesos que en aquel entonces significaban comida para mi familia.

¿Qué hacer primero? … Pensaba  en ir al rastro para ayudar a sacrificar a los animales, lavar platos, mesas o pisos en las fondas de que el viejo mercado, hacer mandados de lo que fuera, tirar basura, ayudar a descargar mercancías a los camioneros que llegaban al pueblo, en aquel tiempo tan pequeño, lavar camiones foráneos en la terminal de autobuses; eran muchas las opciones  que tenía.  Mientras tanto, mi mamá se quedaba lavando o planchando  ropa ajena.
¡Era una lucha diaria y sin tregua!

Recuerdo con afecto las buenas intenciones de unos de mis tíos, por supuesto, su intención era ayudarnos, tenían un negocio en el mercado.

Los Sábados y Domingos me mandaban a vender fruta rebanada en una charola,  por cierto, muy grande para mi edad, una charola redonda que tenía que llevar en la cabeza, me decía mi tío que parecía tachuela. En ocasiones me llenaban la charola dos o tres veces al día y tenía que vender todo para que me dieran los tres pesos que me pagaban a diario.

Al principio  fue difícil, tuve que enfrentarme a  los abusivos y sinvergüenzas de mayor estatura que yo; me robaban las rebanadas al pasar sin que, al principio me diera cuenta.

La mayoría de las veces salía perdiendo y ni modo… tenía que pagar lo faltante a la hora de hacer la cuenta. 

Ese trabajo mejor lo dejé, no me convenía,  no me era productivo.
Sin embargo, recuerdo con mucho cariño a un hombre llamado Don Andrés. Era muy respetado por los comerciantes de aquel mercado donde  surtía por mayoreo las frutas de la temporada. Era un hombre de edad avanzada en ese tiempo y aun así no se rajaba al trabajo. Iba dos veces por semana en su camión a Río verde, San Luis Potosí por naranjas para surtir a los comerciantes del mercado.

Me encantaba trabajar con él;  para mí los días que me tocaba descargar eran como un día de fiesta, porque nos invitaba sin limitarnos hasta llenar nuestras “panzas aventureras” de carnitas, barbacoa, queso, nopalitos y  refrescos.

  Era un anciano muy generoso. Era un ejemplo de trabajo y perseverancia para todos nosotros. Lo único que veía viejo de él… era sólo su cuerpo, porque en todo lo demás, parecía un adolescente de piel arrugada y pelo blanco, siempre sonriente, de buen humor y haciendo planes…  era un anciano muy joven y muy emprendedor atrapado en un cuerpo viejo.

Un día ya casi oscureciendo, casi habíamos terminado de descargar el camión y después de un breve descanso, me ordenó cuatro veces que llenara el colote más chico de los utilizábamos para entregar las naranjas y que las  vaciara en el piso junto a la banqueta, diciéndome que esas naranjas eran para mí, para que en algo le ayudara a mi madre.
 ¡No lo podía creer, todas esas naranjas eran mías!  …hoy pienso que eran alrededor de 300 naranjas para mí solito.

De pronto, no supe qué hacer con ellas, la tentación por devorarlas era mayúscula, pero a la vez, las considere como una oportunidad de ganar dinero si las vendía, pedí unas cajas de madera prestadas y una lona,  las tapé muy bien, mientras iba mi casa a pedirle a mi abuelito que  me las cuidara.  Rápidamente entre a la cocina, bajé la canasta de las tortillas y las vacié, saqué el cuchillo cebollero de mi madre y salí a toda prisa…
¡La meta estaba bien clara en cuestión de segundos!

Era mi primera empresa, no había tiempo que perder, había que vender esas naranjas con chile a toda prisa, a como diera lugar y así fue.

Así fue el resultado de mi primera empresa: fue patrimonio para mis padres y mis hermanos hasta el día de hoy que estás leyendo estas líneas o escuchando mis palabras.
Lo más importante de todo lo anterior, fue lo que aprendí para toda la vida a los 11 años de edad: 


¡Los resultados son inevitables!

lunes, 29 de septiembre de 2014

Diseño de objetivos



Ok, ¿Qué ha pasado?
¿Qué acabas de descubrir?,
¡Exacto!       
¡Acabas de comprobar lo maravilloso que eres!
¿Quién pone las barreras de tu vida?
¡Por supuesto,  que tú mismo!
 ¡Claro que sí!

Entonces… no tenemos por qué culpar de nuestros resultados a Juan, a Paco, a Luis, a Pedro, a Lupe, al maestro, a tus padres… ¡A nadie!
¡Los únicos responsables de nuestros resultados, somos nosotros mismos!

Entonces no le aticemos más a la conformidad y a la mediocridad, seamos genuinamente nosotros y vivamos intensamente una vida de poder personal, has que te sientas orgulloso de ti mismo.
Déjame compartirte que después de que  me puse a pensar en todos aquellos intentos de cambio, que había hecho y de todas formas no lo lograba, es que en verdad ¡No sabía cómo hacerlo! Yo tenía toda la fuerza de voluntad necesaria, pero volvía a caer en  lo mismo, en ocasiones inclusive me desesperaba y buscaba consejos, desgraciadamente no con las personas adecuadas y lo único que conseguía era que me confundieran más.
Por ejemplo, buscaba ayuda entre las personas que tenían los mismos problemas que yo, sin darme cuenta que por eso vivían igual o peor que yo mismo, porque…  ¡Tampoco sabían cómo  solucionarlo!
¡Nadie da lo que no tiene!

Hoy,  veo a muchas de esas personas en un terrible fracaso, pobres y enfermas, algunas… ya murieron.
Yo estoy muy agradecido con ellas, porque quisieron ayudarme sin tener la capacidad o las estrategias para hacerlo. Solo contaban con su buena voluntad.
No sé si te ha pasado alguna vez que, te hayas encontrado con una de esas personas que tienen una vida destrozada y miserable, sin sentido, sin saber siquiera quiénes son, ni a dónde van, mucho menos qué quieren lograr para ellos mismos… ah… pero eso sí… quieren arreglar otras vidas, cuando no son capaces de arreglar la propia.
Bueno, pues precisamente era a ese tipo de personas a  quienes yo acudía a pedirles consejo para una vida mejor;  aunque yo no se los pidiera, ellos me los daban echándome a perder todavía más mi calidad de vida porque yo les creía.
Yo quería cambiar malos hábitos que me estaban destruyendo físicamente como el alcohol, esa manera tan pobre y agresiva para comunicarme con mi familia, las carencias económicas con las que vivíamos, mi forma soberbia y altanera con que trataba a los demás, pensando que “yo todo los sabía”… el miedo paralizante de no saber qué hacer con mi vida… y un sin número de actitudes que sólo hacían más profundo aquel sufrimiento callado que no era capaz de aceptar por el miedo al ridículo y  al qué dirán.
Así pasaron muchos años, hasta que un día conocí una linda señora llamada Paulina en la ciudad de Querétaro, con la cual tenía relaciones de trabajo y un día en confianza platicando, hablamos de mi vida, a lo que  me contestó:
“Que pena que tenga que vivir de este modo. Vamos a un seminario, yo lo invito, mire, tal vez esto le puede ayudar”.
¡Acepté, que caray!

Lo que yo buscaba en aquel momento eran soluciones.
Ese día mi vida tomó un giro para siempre, recuerdo que el conferencista insistía mucho a los asistentes, “si quieres triunfar en la vida, tienes que prepararte para el éxito, tienes que aprender de los triunfadores, prepárate recuerda… lo decía una y otra vez, libros, seminarios y casetes de motivación, libros, seminarios y casetes de motivación, libros, seminarios y casetes de motivación y eso fue como un mantra para mí,  como una receta inicial, libros seminarios y casetes de motivación.
Al salir de aquel seminario, le agradecí profundamente  a la señora Paulina por su generosa invitación diciéndole:
“Señora Paulina: acabo de hacer un compromiso con mi vida, ahora sí sé qué hacer y de ahora en adelante, no habrá nada, que me detenga”.
A partir de entonces, asistí a incontables cursos, seminarios, conferencias, leí muchos libros, escuché también a la vez muchísimas cintas de motivación, sobre todo fije mi atención en mi crecimiento personal.
El día de hoy, puedo darme cuenta de lo equivocado que estaba, pensaba que “ya  lo sabía todo”, presumía de mis títulos profesionales.
Así hay mucha gente, tienen fama,  títulos profesionales, maestrías, doctorados, mucho dinero, grandes mansiones, autos de lujo, pero no son felices, están solos, arrastran un gran vacío existencial y una enorme miseria espiritual como yo en aquel tiempo.
El primer paso que di, fue aceptar que yo estaba equivocado, que no lo sabía todo, que el conocimiento es infinito y que siempre hay cosas nuevas y valiosas que aprender para vivir mejor, sin embargo, no bastaba reconocer que estaba equivocado, me sentía muy disperso, porque no sabía a dónde dirigía mi vida.
Una ocasión, recuerdo muy claro que no pude dormir, ya casi amaneciendo entre amodorrado y dormido, recordé que para ir algún lado lo primero que debo saber es, a dónde quiero ir y después emprender la acción.
Ahora, yo te pregunto a ti:
 ¿Tú sí sabes lo que quieres lograr?
¿Sí sabes a dónde quieres ir?
¿Sabes exactamente a dónde quieres conducir tu vida?

Es probable que no lo sepas, pero yo quiero compartir contigo, estos conceptos de Neuro-comunicación que utilizan los exitosos para diseñar objetivos alcanzables, sustentables, medibles,   no son sólo “sueños guajiros”, son  de confiar en que se puede lograr, si pones las acciones, no solamente son buenos deseos.
Muchas personas me han dicho:
Yo ya tengo plan para mi vida… y
¿Y cómo van tus resultados?
¿Qué tanto lo has puesto en acción?
mmm… no pues todavía no…

 Y así pasan los años, un día los alcanza el destino y se mueren y nunca pusieron las acciones…  el resultado… nunca lograron lo que querían para su vida.
Entonces… que no nos pase esto, nosotros somos  inteligentes y bien podemos llegar a nuestras metas, no permitiendo que nos pase aquello que les ha sucedido a esos seres, que solamente han vivido de buenas intenciones

¡Pongamos las acciones ahora mismo!

¡Diseñemos objetivos confiables, medibles, mesurables, alcanzables, que puedan ser el detonador, de tu nueva vida!
1.       Lo primero, es saber ¿Qué es específicamente? Lo que sí quieres,  no lo que no quieres por ejemplo, hay quienes dicen: “ya no quiero estar gordo”, en lugar de decir: “quiero ser delgado o ser más sano”, en otras palabras debe estar enunciado de manera positiva, es muy importante que tu cerebro reciba órdenes claras y precisas, porque se acerca más fácilmente a lo que sí quieres, que a lo que no quieres.
2.       Segundo,  debes tomar parte activa del proceso, la meta debe estar razonablemente bajo tu control. Si tu objetivo depende de las tareas que otros realizan, como tus padres, maestros,  la crisis, la enfermedad, etc., no es una meta bien estructurada.
3.       Tercero, debes diseñarlo tan específico como te sea posible. ¿Qué es lo que verás, sentirás o escucharás cuando lo logres? imagínatelo en su totalidad y descríbelo o escríbelo en términos de ¿Qué es lo que quieres? ¿Cómo piensa lograrlo? ¿Cuándo vas a iniciar? ¿En dónde  o por dónde comenzarás?  ¿Quiénes participarán? ¿Cuál es la razón que te mueve y para qué lo quieres conseguir? Cuanto más completa tengas la idea de lo que deseas, a tu cerebro le será mucho más sencillo poder ensayarla y advertir las oportunidades y estrategias para lograrlo.
4.       Otro punto importante  es que debes tener una evidencia, es decir, debes ir checando que vas por buen camino para lograrlo o también darte cuenta si te estás apartando del buen camino, entonces… ¿Cómo sabrás que vas por buen camino para conseguir ese objetivo? pues solamente siguiendo tus pistas, solamente viviendo atento con los ojos abiertos, muy abiertos, las antenas bien puestas, los oídos igual, para darte cuenta si vas por buen camino y si no, entonces habrá que cambiar la estrategia.
5.       Es muy importante también hacer un inventario de los recursos con que cuentas para conseguir ese objetivo, tomando en consideración tus recursos internos, que son todo lo que de ti depende como, la intensión, la capacidad, el empuje, el deseo sincero de hacerlo y  la decisión. También hay otros recursos que son  los externos, como puede ser el apoyo de los demás, por ejemplo tus padres, tu pareja, tu familia, la gente con que cuentas, tu casa, el coche, el dinero, todo lo que sea material y personas, allí están precisamente tus recursos externos.
6.       Muy importante también es que cheques el tamaño, porque si es muy grande entonces necesitas  dividirlo en pequeños objetivos, que sean más fácilmente alcanzables, por ejemplo, si te quieres comer una vaca… ¿Qué tendrías que hacer? ¿Te la comerías entera o en pedacitos?, bueno esa es decisión tuya, pero normalmente se dice que un problema, es un objetivo mal planteado, recuerda que aún el más largo de los viajes se inicia con el primer paso y sobre todo llevando una dirección correcta; acuérdate, debemos de saber exactamente a dónde queremos llegar.
7.       El marco final que rodea la elección y consecución de los objetivos, es checar la ecología. ¿Qué quiere decir esto? … que tienes que vivir atento,  que lo que quieres lograr no dañe a nadie o a ninguna de las partes, nadie existe aisladamente, todos formamos parte de un sistema mayor, la familia, el trabajo, las amistades y la sociedad en general.

Entonces,  siempre que estemos frente una elección de objetivos debemos tomar en cuenta que va a ser la mejor opción, que no vamos a causar daño alguno a ninguna de las partes; fíjate que en ocasiones el trabajar un poco más,  genera mayores ingresos por una parte, pero es también descuidar a la familia por otra, entonces… ¿Cuál es el objetivo? este tipo de cuestiones te deben llevar a revisar tu meta o cambiarla por otra que te pueda brindar más o menos el mismo resultado sin afectar a los demás,
La historia más clara que tenemos es la de El Rey Midas, que pidió que todo lo que tocará se convirtiera en oro, pronto se dio cuenta que era un enorme riesgo, aun cuando tuviera una cuenta que era un enorme riesgo, aun cuando tuviera una enorme fortuna.
Vamos a hacer un ejercicio:

Prepara papel, lápiz y dispón de unos minutos para disfrutar de este momento, relájate y dedícale estos momentos a la persona más importante de tu vida que eres tú mismo, haz los acomodos que tu cuerpo necesita, los ajustes para sentirte cómodo y piensa sólo en lo que quieres lograr, también a la vez te pediría que lo hagas mientras puedas con tus ojos cerrados y los abras solamente para anotar las respuestas.