El cuerpo del dolor es una forma semi autónoma de energía,
hecha de emociones, que vive en el interior de la mayoría de los seres humanos.
Tiene su propia inteligencia primitiva, muy parecida a la de un animal astuto,
y el principal objetivo de esa inteligencia es la supervivencia. Al igual que
todas las formas de vida, necesita alimentarse periódicamente (absorber nueva
energía) y su alimento es la energía compatible con la suya propia, es decir,
la energía que vibra en una frecuencia semejante. Toda energía emocionalmente
dolorosa puede convertirse en alimento para el cuerpo del dolor. Es por eso que
tanto le agradan al cuerpo del dolor los pensamientos negativos y el drama de
las relaciones humanas. El cuerpo del dolor es una adicción a la infelicidad.
Es probable que usted se sienta sorprendido al saber por primera
vez que hay algo en su interior que busca periódicamente la negatividad
emocional y la infelicidad. Es preciso estar más conscientes para verlo en
nosotros mismos que para verlo en los demás. Una vez que la infelicidad se
apodera de nosotros, no solamente no deseamos ponerle fin sino que tratamos de
que los otros se sientan tan infelices como nosotros a fin de alimentarnos de sus
reacciones emocionales negativas.
En la mayoría de los casos, el cuerpo del dolor tiene una
fase activa y otra latente. Cuando está latente olvidamos fácilmente que
llevamos una nube negra o un volcán dormido en nuestro interior, dependiendo
del campo de energía de nuestro cuerpo del dolor en particular. El período que permanece
latente varía de una persona a otra: unas cuantas semanas es lo más común, pero
puede también ser unos cuantos días o unos meses. En algunos casos infrecuentes,
el cuerpo del dolor puede permanecer en estado de hibernación durante años
hasta que algún suceso lo despierta.
(Una Nueva Tierra, Eckhart Tolle)
No hay comentarios:
Publicar un comentario