Un propósito trae luz a la vida. La enriquece, pues le
proporciona un contenido tal que hace de la experiencia de vivir un
acontecimiento gratificante. Sin un propósito bien definido, no surge la
oportunidad, ni hay golpe de suerte capaz de conducirte al éxito.
Vivir sin un propósito es como partir de viaje sin un
mapa. Podrás llegar a tu destino, pero te perderás una cantidad increíble de
detalles que son los que marcan la diferencia entre «ir y regresar»
y «tener
una experiencia»,
Cuando te consagras a tu propósito, llegan las recompensas.
Algunas de ellas son sutiles; otras, inequívocas; unas, inmediatas; las más,
diferidas en el tiempo.
Incluso las hay inesperadas. Pero siempre acaban por
llegar.
Debes estar atento a todo cuanto sucede a tu alrededor.
Y sobre todo, a las personas que se cruzan en tu camino, pues te traen respuestas.
Así que espera lo inesperado. Incluso es posible que lo que aguardas no llegue
en la forma que imaginabas.
Primero define tu sueño; después decide lo que estás
dispuesto a hacer para obtenerlo y finalmente establece un plan de acción con
un calendario.
Acabas de enviar tu «carta cósmica»
al Universo.
Existe un «buzón cósmico»
en el que depositamos nuestras cartas llenas de propósitos y peticiones. Esas
misivas no quedarán desatendidas y cada deseo del corazón se descodificará en
su equivalente material.
Ya has definido un propósito. Ahora siguen dos cuestiones
importantes: quién te ayudará y con qué medios lograrlo.
En primer lugar, el Universo que te envuelve e impregna
vela por ti. Todo ese campo de potencialidad pura, que a la vez está influido
por tus emociones, tus creencias y tus pensamientos, te ayuda. La interacción
de ese campo inteligente y tu conciencia crea literalmente el mundo que te rodea.
Trabaja en equipo y obtendrás mucho más de lo que conseguirías tú solo.
Cada una de las intenciones honestas que introduzcas
en ese campo inteligente de potencialidad buscará los recursos necesarios para
convertirse en realidad. Siempre, claro está, que no se contradiga con el plan
superior que compartimos para evolucionar como especie.
Mantente conectado
a la vida e influirás en ese campo de potencialidad.
Cuando suficientes personas elevan su conciencia, el
resto las acompaña en ese paso hacia delante.
Aumenta tu energía: el mundo la recibirá y subirá un peldaño
en la escala de la perfección. El individuo que avanza está empujando a toda la
especie. Tal vez, y sólo tal vez, amanece porque suficientes personas esperan
un nuevo día.
En el Universo, nada hay más inevitable que una idea a
la que le ha llegado su momento.
Hasta hoy, acumulaste algunas experiencias en que
conseguiste nada a cambio de muchos esfuerzos. Reconoce que algo fallaba.
Actuabas a solas o, mejor dicho, con el único apoyo de tu ego. Pero ha llegado tu
gran momento.
Y en segundo lugar, tienes que saber que, cuando la
intención se alía con la ilusión, se activa un poder organizador infinito
gracias al cual el «cómo» y el «cuándo» se resolverán justo en el
momento en que te abras a recibir esa colaboración tan sutil y especial.
Los medios se te revelarán cuando sea preciso. No
tiene que importarte cómo ocurre; simplemente, permite que ocurra. Cuando una
pareja desea un hijo, sabe «qué debe hacer»
para tener un bebé, sin embargo no sabría «cómo hacer»
un bebé. Se trata de cosas muy distintas. Por suerte, la gestación la dirige
una infinita inteligencia: la misma que te apoya y te mantiene con vida.
En un cuadro, la pintura -los medios- no vale apenas
nada, pero la forma en que está organizada sobre el lienzo puede valer una
auténtica fortuna.
Los medios no son tan importantes como pueda parecer.
Te preguntarás: ¿Cómo no van a ser importantes
los medios? Insisto, creo que no lo son porque la intención buscará y
encontrará los medios, diseñará los detalles y proveerá de
las circunstancias adecuadas.
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