En
un plano muy sutil, existe un campo de energía inteligente al que nosotros
podemos acceder. Ese campo ha recibido muchos nombres, pero lo que importa no
es eso, sino cómo nos relacionamos con él.
Cuando
introduces un deseo en ese campo, se convierte en un pronóstico pendiente de
los detalles. Ese deseo -esa energía en forma de idea- es una auténtica «semilla» en el campo cósmico de la
potencialidad.
Para
cooperar con la inteligencia de ese campo, debes manifestar un propósito que
contribuya a tu mayor bien y al de los demás. Y es al alinear cada una de tus
intenciones con tu propósito cuando recibes el perfecto, eficaz e inteligente
apoyo del Universo. Al combinar tu más elevado propósito con el amor por lo que
haces y la confianza de lograrlo, obtienes una colaboración muy especial.
El
entusiasmo es una actitud emocionalmente inteligente que añade valor a lo que haces. Y
cuando actúas empujado por el entusiasmo en lo que haces, eres invencible.
Un
deseo combinado con la emoción, dirigido por la intención y la fe, avanza como
si se tratara de una apisonadora.
Si
muchos de nuestros deseos quedaron en nada, fue porque después no hicimos
ninguna cosa para que aquello ocurriera. Una idea en la que no se trabaja no
avanza ni una pulgada. Así es como se
traspapelan tantos y tantos proyectos.
Un
objetivo debe ser lo más concreto posible. No olvides establecer una estrategia
y un calendario. Ponles fecha a tus sueños. Piensa que un objetivo, sin plazo, no es tal. Es
un deseo con muchas probabilidades de evaporarse. Y recuerda que para darle
alas a un deseo del corazón, aquél
debe estar en perfecta armonía con el alma.
Las
visualizaciones son una herramienta muy potente para trabajar en colaboración
con la Inteligencia Universal. Ya conoces el significado de «visualizar»: prever la realidad a través
del pensamiento creando en tu mente la realidad por adelantado. Siéntelo,
vívelo como si ya fuera real. Ten fe en las posibilidades que tienes de
conseguirlo. Seguro que a ciertas personas les gustaría sabotearlas; no seas tú
quien les facilite ese mezquino trabajo.
Ejercítate
en la visualización.
En
primer lugar, relaja tu cuerpo y serena tu mente; visualiza tu deseo de la
forma más real que puedas,
Se
identifica la intención real que hay detrás. Imagina cómo te sientes cuando
ocurre lo que deseas que ocurra.
Eso
es lo que le infunde energía y le otorga potencialidad.
La
«ley
de la atracción»
te aproxima a cuanto magnetizas con tus emociones. Acerca al presente el sentimiento
que te producirá cuando ocurra. Si infundes la suficiente ilusión a tus deseos,
éstos verán la luz, porque eso amplificará el poder del pensamiento.
continuará...
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