Soñar despierto
Tengo varias lecturas muy interesantes sobre la mesa,
vamos a revisarlas ver qué nos dicen:
De los upanishads: “Cuando la persona está durmiendo
alcanza el estado de dueño y es envuelta en su propia luz. Allí no hay
bendiciones, ni felicidad, ni alegría; sin embargo; la persona crea bendiciones,
felicidad y alegría. Allí no hay lagos, ni estanques de lotos, ni manantiales;
sin embargo la persona crea lagos, estanques de lotos y manantiales. En ese
estado la persona es en verdad el hacedor”. En un sueño las cosas más asombrosas
suceden de un modo simple. Lo que es necesario, allí está.
La persona promedio entra en su pesadilla diaria porque
nunca creo un sueño hermoso. El soñador
despierto, cuando formula un deseo, entra en una nueva realidad potencial;
y cuando deja de acariciarlo, sale de ella. La diferencia entre lo que conoce
como realidad —lo que ocurre— y lo que llama sueño —lo que desea que ocurra— es
tan sutil, que tal vez no exista. Me recuerda el comentario del filósofo H. D.
Thoreau:
“Nuestra vida más verdadera es la que se produce
cuando soñamos despiertos”. ¿Qué es verdad para ti?
Otro libro: A través
del espejo, de L. Carroll, donde Alicia escucha a la Reina decir lo
siguiente: “Cuando tenía tu edad, creía durante media hora diaria en cosas
imposibles. A veces, yo he llegado a creer en seis cosas imposibles antes del
desayuno” Yo también.
Y a menudo acaban siendo posibles.
Un libro de filosofía, de R. Waldo Emerson dice: “Lo
que pensó Platón lo puede pensar él. Puede sentir lo que ha sentido un santo:
puede entender lo que ha sucedido en cualquier época a cualquier hombre. El que
tiene acceso a este espíritu universal, es un participe de todo lo que se ha
hecho o puede hacerse”.
Y aquí uno de mis favoritos: el fascinante libro El Campo (Ediciones Sirio). En él, su
autora, Lynne McTaggart, nos relata cómo ciertas tribus amazónicas consideran
los sueños nocturnos como algo compartido y no exclusivo de quien los sueña.
Tanto es así que cada mañana ponen en común los sueños de la vigilia. Para
ellos, el sueño elige al individuo para revelarse a la comunidad.
Algunos científicos empiezan a considerar el cerebro
como un “receptor” del material mental de toda la especie almacenado en el
Campo de todas las posibilidades. Un sembradero de ideas, de sueños. ¿Imaginas
las implicaciones si el cerebro, en lugar de ser un sistema cerrado de almacenamiento,
fuese un sistema abierto de recuperación?
Y, finalmente, el libro que te presento tiene como
objeto invitarte a soñar despierto. Una vez que tu sueño tome posesión de tu corazón
ya no desearás vivir de espaldas a él. Tus sueños están en tu corazón por algún
motivo, y vamos a ver cuál es.
Tres preguntas que pueden
cambiar tu vida:
1. ¿Mi estilo de vida actual le habla a mi corazón?
2. ¿Qué no es perfecto y podría serlo?
3. ¿En qué no aplico suficiente acción que crea mi insatisfacción?
Tres tareas para la acción inmediata:
1. Escribe cuáles son tus valores, aquello que es
importante para ti en este momento de tu vida. Ordénalos por prioridad, de
mayor a menor importancia. A su lado, anota el porcentaje de tiempo y energía que
les prestas. Durante esta jornada, aumenta tu compromiso con lo que es importante
para ti.
2. Imagina que de pronto tu actual trabajo desaparece de la
faz de la tierra y que ya nadie quiere eso que haces. Es el momento de volver a
elegir. Ahora, escoge cinco nuevas profesiones que te resulten atractivas; y de
entre ellas, una a la que te gustaría dedicarte el resto de tu vida. No te
preocupes en este momento si posees las competencias o no.
3. Simplifica tu vida en todos los órdenes y reúne la
energía y el tiempo que necesitarás para conseguir tus metas. Haz a un lado las
actividades y las relaciones que no le “hablan” a tu corazón o disminuyen: tu
poder personal, tu energía y tu tiempo. Seguir allí donde tu corazón está ausente
es una dolorosa pérdida de tiempo. Haz una lista con todo lo que vas a dejar atrás.
Una idea para resumir:
Acepta la insatisfacción como una señal de un cambio
necesario, y no como un fastidio. Utilízala como combustible para mejorar la situación
actual y transfórmala en el impulso creativo de la situación deseada.
“Esta insatisfacción no es un fastidio sino una señal
de cambio necesario”
“Esta insatisfacción es el combustible que me llevará
a mi estado deseado”
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